San Francisco

Sin miedo a la muerte: hispana asegura que es un privilegio trabajar con los muertos

“Nunca le he tenido miedo a la muerte, creo que es muy bonito tener una vida, larga o corta, la que sea, lo que tengamos que vivir verdad, agradecerlo todo y vivir como se debe de ser para que tengamos un final que nos de miedo y que no estemos tristes”, aseguró.

Telemundo

“Nunca le he tenido miedo a la muerte, creo que es muy bonito tener una vida, larga o corta, la que sea, lo que tengamos que vivir verdad, agradecerlo todo y vivir como se debe de ser para que tengamos un final que nos de miedo y que no estemos tristes”, aseguró.

Desde muy pequeña Liz Sierra sintió que su propósito en la vida sería estar un tiempo con personas fallecidas.

Ese propósito la llevó a trabajar en una funeraria en San Francisco donde se encarga de ayudar a las familias mientras pasan por la pérdida de un ser querido

“Me levanto tal vez como a las seis de la mañana, seis y media para llegar aquí con tiempo a las nueve. Llego aquí y me tomo un café porque es importante”, explicó Liz.

Como directora de servicios fúnebres, Liz también se encarga revisar actas de defunción para poder hacer los arreglos con las familias que necesitan ayuda.

Y aunque para algunos este trabajo puede ser tenebroso, para ella no lo es.

“Nunca le he tenido miedo a la muerte, creo que es muy bonito tener una vida, larga o corta, la que sea, lo que tengamos que vivir verdad, agradecerlo todo y vivir como se debe de ser para que tengamos un final que nos de miedo y que no estemos tristes”, aseguró.

Liz decidió dedicarse a esta profesión cuando pasó por un momento difícil durante su niñez.

“Unos amigos que fallecieron en un accidente de automóvil y fue mi primera vez que fui a un funeral. Que yo había visto que alguien había fallecido y eran los tres en el mismo lugar y me dejó en shock”, aseguró Liz.

La joven hispana tiene una licencia para poder preparar los cuerpos y embalsamarlos.

“La gente piensa que embalsamar el cuerpo es como una autopsia, pero no lo es, el proceso que hacemos nosotros es muy mínimo y casi nada de invasión, le hacemos una cortadita, le metemos químicos al cuerpo para que podamos preservarlo”, explicó. 

Muchos piensan que trabajar en este tipo de entornos se pueden experimentar situaciones paranormales, sin embargo, para Liz ese no es el caso.

“Lo más extraño que me ha pasado es que una vez me tocaron el timbre y cuando salimos no encontramos a alguien y eso es todo, podría haber sido un niño que pasó corriendo”, dijo Liz. “Todo es posible verdad, no sé qué pueda pasarle a otra gente que yo no tenga esa experiencia, no les digo que no, si es algo que vieron es porque en verdad lo vieron verdad”.

La joven aseveró que tener este tipo de trabajo le ha dejado la lección más grande de su vida.

“Lo que más se me ha quedado es que tenemos que apreciar a la gente que tenemos porque tantas veces que hago arreglo con familias y no los pude ver la última vez, no les pude decir que los quiero, no tuve de tiempo de ver que es lo querían hacer”, puntualizó.

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