Oakland

“Me robaron a mi padre por un catalizador”: habla hija de hispano baleado en Oakland

“No puedo comprender qué era tan importante de un pedazo de metal para poder dispararle 3 veces y matarlo, no lo entiendo”, afirmó Amalya Loves, hija de Arturo Coronado.

Telemundo

Amalya Love aún no sale de su asombro tras la muerte de su padre Arturo Coronado luego de que unos ladrones le dispararan cuando los sorprendió intentando robarse un catalizador de uno de sus vehículos en Oakland.

“Me robaron a mi padre, no, no más un catalizador”, dijo Amalya.

La joven aseguró que el martes en la madrugada Arturo se asomó en la puerta de su casa desde donde confrontó a los sospechosos.

“No puedo comprender qué era tan importante de un pedazo de metal para poder dispararle 3 veces y matarlo, no lo entiendo”, afirmó Amalya.

La policía confirmó que sus oficiales ya estaban en camino a la misma dirección, la cuadra 4000 de Everett Avenue, al reportarse el robo de un convertidor catalítico.

“Mataron a alguien por algo tan estúpido, él no se merecía esto, no lo conocía”, aseveró Amalya.

Arturo, según su hija, tenía varias camionetas y le contó a Telemundo 48 que por lo menos en diez ocasiones antes habían robado a su papá, que les jugaba trucos a los ladrones.

“Dejaba las camionetas abiertas para que dijeran  no hay nada aquí”, recordó.

Amalya aseguró que su padre siempre le aconsejaba que nunca enfrentara a los malhechores, que nunca se les metiera enfrente.

“Yo respeto que él quería defender sus cosas, él no estaba armado, por eso no puedo entender por qué lo mataron”, añadió Amalya.

Autoridades están ofreciendo $10,000 de recompensa por información que los lleve al arresto del o los responsables de la muerte de Arturo.

Por su parte, vecinos y compañeros de trabajo expresaron su consternación ante lo ocurrido.

“Trabajando para mí como 24 años, es una buena persona, más que empleado, amigo padre más o menos”, dijo Justin Dawson, jefe de Arturo.

Vecinos están recolectado fondos para el funeral de Arturo quien, según su hija, tenía un corazón grande que no juzgaba a los ladrones cuando lo robaban.

“Nunca los juzgó, al contrario, el entendía que tenían que sobrevivir y hacer malas cosas para sobrevivir”, indicó Amalya.

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