Alessandra Cabrera no solo es la directora de la preparatoria Rudsdale en Oakland, es una de sus cofundadoras, una escuela donde 88% de los estudiantes son latinos y el 60% inmigrantes recién llegados al país.
Aunque su español no es muy bueno, Alessandra se encarga de recibir a jóvenes que han tenido que vencer numerosos obstáculos en su vida y académicos.
Ella explicó que así los estudiantes no se sienten interrogados sobre por qué no están rindiendo académicamente, más bien busca entender sus necesidades, y es que Alessandra ha construido un modelo de escuela donde tratan de apoyarlos en todo sentido. Basta encontrar en el pasillo, disponible para el que lo necesite, pruebas de COVID-19, mascarillas, comida enlatada, sopas, entre otras cosas.
“Apoyo emocional, a veces ayudamos con vivienda, encontrándoles abogados, ayudando en el proceso de asilo, lo más importante es hacerlos sentir bienvenidos a nuestra comunidad”, indicó Leslie Santiago, encargada de Servicios Sociales y Salud Mental.
La premisa de Alessandra es una:
“Si no tratas de tomar control de todos estos factores que los estresan en el exterior, es realmente difícil que se concentren académicamente”, indicó.
Y el cariño de sus estudiantes se siente, en esta última graduación emocionados muchos le cantaron por su cumpleaños.
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Alessandra recordó que perdió a su madre en quinto grado y a su padre en 10th en medio de exámenes finales.
“No me dieron ningún apoyo de salud mental, solo se enfocaron en que si no iba, perdería el décimo grado”, dijo Alessandra.
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La directora afirmó que en un caso como el de ella ofrecerían ayuda para hablar, recursos e incluso sino tienen dinero para el funeral asistirían en recolectar fondos.
En la última ceremonia, de los 85 graduados, 39 eran recién llegados al país que lograron completar sus créditos para seguir adelante.
Aunque estos sean de sus momentos más felices, también ha sufrido duros reveses, en septiembre del 2022, se desató un tiroteo afuera del plantel, un trabajador resultó muerto, otras 5 personas heridas, incluidos dos estudiantes.
“Me hizo pensar en nuestro sentido de seguridad, del santuario que somos y cómo reconstruirlo una vez más”, explicó Alessandra.
Ahora casi veinte años después de sembrar las primeras semillas, y verlas florecer, está lista para nuevos retos dentro del distrito.
“Me preocupa que por la necesidad de muchos jóvenes de trabajar para sobrevivir, aplacen construir una carrera que los llene”, dijo Alessandra.
