Villa de Guadalupe y catedral, pilares de México

El impacto de la Virgen de Guadalupe en la creación de la cultura católica mexicana es incomparable

Además de su fundamental papel en el arraigo del catolicismo en México, la Basílica de Guadalupe y la Catedral Metropolitana, que recibirán al papa Francisco el 13 de febrero, fueron pilares para la construcción de la actual nación.

"México no es una realidad prehispánica, México nace con la Nueva España. Y la conquista y la Nueva España generan un nuevo pueblo que se identifica con la Virgen de Guadalupe", destacó el profesor del Instituto en Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jorge Traslosheros.

Y es que engranando el culto secular con el jerárquico, los dos templos, que suman millones de visitas cada año, expandieron la fe católica entre los pueblos autóctonos incluso antes de la configuración del virreinato de la Nueva España, de 1535 a 1821.

Ello empujado por el culto guadalupano, surgido tras la aparición de la Virgen al indígena Juan Diego a lo largo de 1531.

No solo sorprende el parecido físico entre ambos, sino que el niño de ocho años y el personaje animado son ambos amantes de la música.

"A partir de la aparición de Santa María de Guadalupe los frailes empezaron a notar que sus esfuerzos evangelizadores apostólicos cobraban un nuevo brillo y una nueva fuerza", explicó el capellán de la Basílica, Andrés Enrique Sánchez.

Con la construcción de la primera ermita ese mismo año, la Virgen de Guadalupe despertó "la devoción y atención de indígenas y criollos", remarcó el padre, sirviendo así de bisagra entre pobladores autóctonos y nuevos moradores, y también entre "ricos y pobres".

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"El impacto en la formación de la cultura católica mexicana de la Virgen de Guadalupe es probable que no tenga comparación en ningún lugar del mundo", resaltó Traslosheros, y prueba de ello son los 20 millones de fieles que cada año acuden a la Basílica procedentes de cualquier rincón del país, e incluso de otras latitudes.

Para hacer frente a su creciente popularización, en la llamada Villa de Guadalupe fueron edificándose capillas e iglesias hasta la construcción de la primera Basílica, inaugurada en 1709 y remodelada por última vez en 1895.

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El caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa ha sido un tema delicado entre el gobierno mexicano y El Vaticano. Incluso hubo quienes hablaron de una ruptura.
La Iglesia Católica ha demostrado su apoyo a los padres de los normalistas al apoyar el pedido de justicia, pero declinó reunirse con ellos en México.
El 22 de diciembre del 2014, el nuncio apostólico, Christophe Pierre, ofició la misa de Navidad en la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, donde afirmó: “La Iglesia camina con ustedes. Lo peor cuando uno sufre es sentirse solo. Yo sé que ustedes no están abandonados. ¡Estamos con ustedes! ¡También el Papa está con ustedes!”.
El 4 de enero de 2015 el Papa Francisco nombró cardenal al arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda.
Suárez Inda, poco después de su nombramiento, en conferencia de prensa en febrero del mismo año, con un lenguaje duro afirmó: “Percibo que hay una cierta manipulación y una cierta tendencia política, de intereses que se aprovechan del dolor de los padres de familia para provocar insurrecciones”.
En medios locales mexicanos llegó a trascender que el motivo real fue que no se le permitió ofrecer una misa en la normal de Ayotzinapa. Sin embargo, esto no fue confirmado.
Una comitiva intentó reunirse con el Papa Francisco en su visita a EEUU, pero no pudo concretarse.
A pesar de sus múltiples solicitudes, los padres de los jóvenes desaparecidos, no habían consiguieron concertar un encuentro durante la visita a México.
El arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Fabio Martínez Castilla, descartó por anticipado una reunión en Chiapas una posible reunión, porque a su decir sería “echarle más leña al fuego” y se politizaría la visita del líder del Vaticano.
“En México no son sólo 43 los desaparecidos, y el Papa lo sabe, por eso en su visita a Ciudad Juárez en el momento de la oración pedirá por todos, porque no se puede limitar. Si tú dices que el problema son solo 43 estás excluyendo a los demás, y el Papa está más allá de un acontecimiento”, afirmó el arzobispo de Tuxtla.
Sin embargo, días después el cardenal Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, informó que el papa Francisco tiene programado reunirse con víctimas de la violencia en el país, entre quienes se contaría con el grupo de familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Melitón Ortega Carlos, integrante de la Caravana Norte de la Indignación, tío del normalista Mauricio Ortega Valerio, señaló que la mayoría de los padres y madres está de acuerdo en reunirse con el pontífice, pero no sabe aún cual sería la dinámica.
Melitón Ortega,quien también es portavoz de los padres, en rueda de prensa en Morelia, Michoacan, se pronunció porque durante su estadía en México Francisco emita un mensaje “claro y fuerte” a la clase política.
Los padres de familia de los 43 normalistas desaparecidos, han anunciado que no efectuarán manifestaciones durante la visita del Papa Francisco.
Por los estudiantes que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, cuando fueron atacados por policías municipales aliados con el grupo criminal Guerreros Unidos.
La versión oficial del gobierno mexicano es que los jóvenes fueron asesinados y luego incinerados por los criminales.
Sin embargo,la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), refutó la versión de las autoridades y pidió continuar la búsqueda de los estudiantes.
Los padres de los 43 normalistas, piden al gobierno que continúe con las pesquisas, convencidos de que sus hijos están vivos.
Para ellos, una reunión con el jefe de Estado eclesiástico, les ayudaría a llevar el mensaje nuevamente a escala internacional.
El papa Francisco visitará México del 12 al 17 de febrero. Aunque por el momento la reunión sigue descartada por el vocero del Vaticano, no se conoce la agenda completa de encuentros privados del Santo Padre.

El trasiego constante de fieles en esta obra -que conjuga barroco mexicano con neoclásico-, aunado al subsuelo lacustre donde se cimentó gran parte de la Ciudad de México, implicó el deterioro del templo, lo que llevó a la construcción de la actual basílica entre 1974 y 1976.

Un recinto moderno de estructura circular con capacidad para albergar a 10,000 personas y con un gran retablo coronado por el sagrado original de la Virgen de Guadalupe, que data de 1531.

A pesar del gigante peso de la Basílica en el desarrollo del catolicismo, la configuración del culto en México no se puede explicar sin la Catedral Metropolitana de la capital, máxima expresión "de la iglesia jerárquica", afirmó Traslosheros.

Como sede del obispo, en la catedral "es donde está el gran pastor de todo este catolicismo guadalupano. Y ahí vamos a encontrar lo más exquisito de la expresión de esta catolicidad en formación", añadió el especialista en historia religiosa.

A pesar de ello, la Catedral, que se empezó a construir en la última mitad del siglo XVI y se inauguró en 1813, siempre fue abierta a todos los grupos sociales, un hecho que atrajo, de nuevo, a las poblaciones indígenas.

La construcción "se hizo con una participación muy importante de los caciques locales, de quien provino gran parte de la financiación", destacó Traslosheros.

Ello se debió a que los indígenas sentían "cierta fascinación" por la religión cristiana. Un culto que prohibía los sacrificios humanos y con centros ceremoniales que no estaban reservados a las clases gobernantes.

Además, la religión trajo consigo "una cultura jurídica y política que impedía la guerra entre pueblos" y fue adaptada rápidamente por la población autóctona.

Todo ello apuntala el innegable papel del catolicismo en la configuración del México actual: "Esta religión, que venía empacada en un proyecto de civilización, es recibida y reinterpretada por los indígenas", concluyó Traslosheros.

Francisco, de visita en México del 12 al 17 de febrero, llevará a cabo un encuentro con los obispos mexicanos en la mañana del 13 de febrero en la Catedral y una misa en la Basílica de Guadalupe en la misma jornada, convirtiéndose así en el primer papa latinoamericano en acudir al templo, luego de cuatro visitas de Juan Pablo II.

Esta vez la visita "es un poco más entrañable porque confirma la devoción que en América Latina se profesa a la imagen de Guadalupe, que se ha presentado a sí mismo como imagen de misericordia" y coincide, precisamente, en el año del Jubileo de la Misericordia, remarcó Sánchez.

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