La última vez (y hasta hoy la única) que el Atlas de Guadalajara fue campeón las cosas eran muy diferentes.
El mundo se estaba recuperando de la horrible tragedia de la Segunda Guerra Mundial y empezaba a lidiar con un nuevo conflicto bélico en Corea.
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En Brasil un niño de 10 años le había prometido a su padre que no tendría que volver a llorar por que él iba a ganar la Copa Mundial luego de que su equipo cayera en casa contra el bicampeón del mundo Uruguay.
Las cosas eran tan diferentes la última vez que el Atlas fue campeón, que el Estadio Jalisco donde hoy dio la vuelta olímpica ni siquiera existía.
Desde aquel título en 1951, el Atlas descendió en 3 ocasiones, perdió 3 finales y cambió de dueño también 3 veces, pasando del grupo de socios de los Clubes Social y Deportivos Atlas de Guadalajara a Grupo Salinas en el 2013 y convirtíendose en parte del Grupo Orlegi en el 2019, y a pesar de todo esto la Fiel siempre estuvo ahí... sufriendo... a lo Atlas.
El equipo se llama así por que uno de sus fundadores, Juan José "Lico" Cortina, dijo que el entusiasmo de sus creadores los hacía sentirse: "el sostén del mundo." Aunque lo que Cortina no sabía es que sus aficionados tendrían que cargar con ese peso como el titán de la mitología griega durante 70 años.
Y es justamente por todo esto que el título de hoy vale muchísimo. Atrás quedó la zozobra de los problemas económicos y las finales de promoción por el no descenso. Atrás quedó el desmantelamiento de planteles competitivos y el carrusel interminable de técnicos.
Deportes
Atrás quedó el mal sabor de boca de haber tenido una de las generaciones de jugadores más talentosas de la historia del fútbol mexicano hace 22 años y haberse quedado a la orilla desde los once pasos.
Y es que la historia del Atlas con el manchón penal tiene cierta poesía y va de la mano con su romance con el número "3." En 1951 fue campeón por primera vez anotando una pena máxima frente al Guadalajara, en 1999 cayó en el infierno de Toluca en una tanda de penales y hoy como si fuera parte de una profecía, el Atlas fue campeón con un disparo de pena máxima en otra serie definitoria.
70 años es el doble de lo que yo he vivido y parece una eternidad para tener que esperar, pero la afición rojinegra espero todo ese tiempo y ha ido pasando el amor por sus colores generación tras generación, sin importar el sufrimiento.
Hoy el Atlas por fin rompió su maleficio y es campeón del fútbol mexicano, hoy Guadalajara se viste de rojo y negro y hoy solo hay una "Fiel" un sentimiento que muchos de nosotros... como los atlistas dicen... simplemente no lo entenderíamos.
