Suspenden deportación de madre refugiada en iglesia

NUEVA YORK – Un juez de inmigración suspendió temporalmente la orden de deportación que enfrenta la madre guatemalteca Nury Chavarría, quien ha vivido en Estado Unidos por 24 años.

Chavarría tenía que salir del país la semana pasada; sin embargo, a última hora decidió refugiarse en la Iglesia De Dios Pentecostal en East Pearl Street, en New Haven.

Los abogados defensores sometieron dos mociones, dijeron los activistas. Una pide que se reabra el caso que en 1990 fue cerrado, luego de que se le negara asilo político a la madre de cuatro hijos.

La segunda moción concedida por la corte de inmigración es el freno temporal de la orden de deportación que enfrenta la madre de 43 años.

Los defensores dijeron que Chavarría no será deportada mientras se revisa su caso. El gobernador de Connecticut, Dannel Malloy, dijo que el servicio de Inmigración y Aduanas aceptó el miércoles revisar nuevamente el caso de Chavarría y un juez federal emitió la orden para protegerla de la deportación.

Chavarría, un residente de Norwalk, Connecticut emigró a los 19 años de su natal Guatemala en 1993. La mujer presentó ante autoridades migratorias una petición de asilo poco después de llegar al país, la cual fue denegada, lo que la puso en deportación sin tener antecedentes criminales y con cuatro hijos ciudadanos americanos. El mayor tiene parálisis cerebral.

La madre permaneció en Estados Unidos aunque tenía una orden de deportación en su contra, pues se negaba a renunciar al sueño americano al lado de sus cuatros hijos.

El jueves pasado, Nury tendría que abordar un avión que la llevaría a Guatemala, pero el caso dio un giro inesperado, cuando al convertirse en la primera indocumentada del noroeste del país que se refugia en una iglesia para evitar la deportación.

Los defensores dijeron que Chavarría ha acudido a sus citas regularmente con agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) desde 2011 y que cada año ha obtenido la aprobación para permanecer en el país.

Durante su estadía en la iglesia antes de la decisión de inmigración dijo a la agencia de noticias AP que no le molestaba ser símbolo de la lucha para modificar las leyes inmigratorias.

“Estoy aquí para decir que no somos delincuentes”, declaró a la Associated Press durante una entrevista adentro de la iglesia llevada a cabo el lunes. “Somos gente trabajadora, que vino a este país en busca de una vida mejor”.

 Chavarría es una de al menos 13 personas que refugiadas en iglesias de Estados Unidos para evitar ser deportadas, según el Servicio Mundial de Iglesias y el Immigrant Rights and Racial Justice Center for Community Change.

Las autoridades de inmigración generalmente no ingresan a templos religiosos a buscar extranjeros sin permiso de residencia.

Chavarría vivió en la iglesia con su hijo menor, Hayley, en lo que supo ser un salón de clases dominicales en un pequeño edificio junto a la iglesia. Para ir al baño debía cruzar una sala común, próxima al santuario de la iglesia. No tenía ducha, pero un plomero de la zona se había ofrecido como voluntario para instalar una.

Parientes cuidaron a los otros tres hijos de Chavarría, incluido el mayor, Elvin.

Durante el refugio, un portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, Khallid Walls, dijo que esa dependencia consideraba a Chavarría una fugitiva, pero que se mantiene fiel a su política de no detener gente en sitios como iglesias.

Unas 800 iglesias de Estados Unidos se han ofrecido como santuario de inmigrantes sin permiso de residencia, comparado con unas 400 hace un año, de acuerdo con el reverendo Noel Anderson, coordinador del movimiento santuario del Servicio Mundial de Iglesias.

Esa agrupación lleva a cabo una conferencia nacional en Austin, Texas, esta semana para analizar las estrategias a seguir en lo que se vislumbra como una creciente tendencia a buscar refugio en templos.

La Iglesia de Dios es una de tres iglesias de Connecticut que dan refugio a personas con órdenes de deportación, según el reverendo Héctor Otero, pastor de la iglesia.

La idea surgió durante un encuentro de líderes religiosos de la zona para analizar el impacto que la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales podría tener entre los inmigrantes sin papeles y entre los refugiados.

En febrero hubo una conferencia nacional con la presencia de representantes de 40 iglesias y sinagogas de Connecticut. Todas las instituciones acordaron ofrecer ayuda a los inmigrantes, como acompañarlos a audiencias con el servicio de inmigración, señaló el rabino Herbert Brockman, de la Congregación Mishkan Israel de Hamden.

Otero dijo que su iglesia se preparó durante meses para ser santuario, buscando asesoría legal y haciendo otros preparativos. Tiene protocolos muy específicos y no aceptará, por ejemplo, a nadie que tenga antecedentes delictivos.

Reveló que algunas personas amenazaron con quemar la iglesia y con hacerlo detener por dar refugio a fugitivos. “No queremos hacer nada que vaya en contra de la ley”, manifestó. “En este caso, estamos haciendo lo que corresponde”.

Chavarría señaló antes de la buena noticia que estaba consciente de que podían pasar meses antes de que pudiera salir de la iglesia. Pero esperaba que el apoyo de gente como el gobernador demócrata Malloy y de los dos senadores de Connecticut hicieran que el ICE reconsidera su caso. Malloy visitó a Chavarría en la iglesia el 21 de julio en una muestra de solidaridad.

Brockman sostuvo que Chavarría “es el ejemplo perfecto de por qué hay que acabar con esta política de deportaciones”. “No tiene mucho sentido”, indicó el rabino.

“¿Por qué habiendo tanto traficante de droga y pandillero, la eligen a ella?”. Chavarría dijo en su momento que si pudiese hablar con Trump, le diría “no soy una delincuente”. “Le pediría que se apiade de nosotros”.

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