Hurgando la muerte

En la medicina forense se descuben elementos importantes a la hora de investigar las circunstancias de un fallecimiento.

Rosa Vega lleva 9 años dedicándose a hurgar estos detalles en la morgue del condado de Santa Clara.

“[Investigamos] muertes que no sabemos de qué fallecieron; no tienen enfermedades o algo está sospechoso con los parientes, testigos o novios”, dijo Vega.

Vega podría ser descrita como una mujer de hierro. Y es que en la medicina forense no hay tiempo para sentimentalismos, ya que cada cuerpo que allí se examina puede formar parte de la escena de un crimen.

Si ocurre un incendio, homicidio, accidente o alguna muerte traumática, los investigadores entran en acción.

El cuerpo permanece en un cuarto refrigerado, para evitar la descomposición del mismo y a la espera de una posible autopsia.

“El doctor antes de venir a la autopsia le pide al técnico que recoja el cuerpo”, explicó Dalia Rodriguez, capitana de medicina forense en San José. “Lo miden, lo pesan, toman fotos de cuerpo entero y luego le hacen una incisión de “Y” para abrir el cuerpo y le sacan los órganos”.

La incisión es en forma de “Y” para poder coser con facilidad el cuerpo luego del examen. Es el trabajo del médico forense Joseph O’Hara procesar la información que presentan los órganos del difunto.

La autopsia dura entre hora y hora y media. Una vez concluida, los técnicos proceden a colocar los órganos en una bolsa que va dentro del cuerpo. Luego cosen el cuerpo y colocan el cadáver en una bolsa cerrada para luego der trasladado a la funeraria.

Según los expertos forenses, los días en que se registran más muertes sospechosas son Navidad, Año Nuevo y el Día de los Inocentes.

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