Omicron

Ómicron es una “variante de preocupación”: ¿cuáles son las otras clasificaciones de la OMS?

Funcionarios de salud clasifican las variantes por categoría para determinar cuáles deben tener mayor prioridad y cuáles son las acciones que se deben tomar. Te explicamos qué significa cada una.

Telemundo

Científicos temen una rápida propagación porque cuenta con entre 30 y 50 mutaciones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este viernes que Ómicron ha sido clasificado como una “variante de preocupación” del COVID-19, muchos se preguntan acerca de dónde viene esta clasificación y la diferencia que hay con una “variante de interés”.

La Dra. Maria Van Kerkhove, líder técnica del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, dijo que la evidencia temprana sobre Ómicron, conocida por el término técnico B.1.1.529, muestra que la variante tiene una gran cantidad de mutaciones, algunas de las cuales tienen características preocupantes.

Dicha variante se notificó por primera vez en Sudáfrica el 24 de noviembre. No obstante, la primera infección confirmada conocida por B.1.1.529 fue de una muestra recolectada el 9 de noviembre de 2021, según la OMS.

Ómicron también ha demostrado tener un mayor riesgo de reinfección en comparación con otras variantes altamente transmisibles, lo que indica que las personas que contrajeron COVID-19 y se recuperaron podrían estar más propensas a contraerlo nuevamente con esta variante.

Sin embargo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se esperaban variantes del coronavirus.

“Los virus cambian constantemente a través de la mutación, y se espera que ocurran nuevas variantes de un virus”, se lee en el sitio web de los CDC. “A veces surgen y desaparecen nuevas variantes. Otras veces, persisten nuevas variantes. Se están rastreando numerosas variantes del virus que causa COVID-19 en los Estados Unidos y en todo el mundo durante esta pandemia”.

Las variantes se clasifican en cuatro categorías: (1) “variantes de interés”, (2) “variantes de preocupación”, (3) “variantes de grandes consecuencias” y (4) “variantes bajo monitoreo”.

Los CDC afirman que una variante se clasifica como variante de interés si muestra “marcadores genéticos específicos que se han asociado con cambios en la unión al receptor, reducción de la neutralización por anticuerpos generados contra infecciones o vacunas previas, reducción de la eficacia de los tratamientos, potencial impacto diagnóstico, o aumento previsto de transmisión o la gravedad de la enfermedad.”

“Probablemente tendremos una variante de lo que llamamos una variante de interés identificada cada cierta semana”, dijo el martes la comisionada del Departamento de Salud Pública de Chicago, la Dra. Allison Arwady. “Así es como funciona este virus. Las variantes de interés solo significan que hemos visto surgir varias mutaciones genéticas iguales y que los científicos de todo el mundo están buscándolo todo el tiempo. Un virus en cualquier parte del mundo obtiene esta secuencia genética, se actualiza en una base de datos que se comparte internacionalmente, por lo que realmente podemos ver lo que está surgiendo. Cuando surge una variante de interés, dice: 'Oh, esto es algo que deberíamos observar un poco'”, explicó la Dra. Arwady.

Una variante de preocupación es aquella en la que “hay indicios de un aumento de la transmisibilidad, enfermedades más graves (por ejemplo, un aumento de hospitalizaciones o muertes), una reducción significativa de la neutralización por los anticuerpos generados durante una infección o vacunación anterior, una reducción de la eficacia de los tratamientos o las vacunas, o fallas en la detección de diagnóstico”, según los CDC.

“Una vez que vemos que una variante de interés claramente tiene un impacto, lo que significa que es más contagiosa, podría estar evadiendo un tratamiento, claramente está enfermando a las personas, lo que lo convierte en una variante de preocupación”, indicó la Dra. Arwady.

Las variantes de preocupación, que incluyen Alpha, Beta, Delta y ahora Ómicron, han demostrado que se propagan con más facilidad, causan enfermedades más graves o afectan la efectividad de las vacunas y otras herramientas para combatir COVID. Son más preocupantes que las variantes de interés, como Mu y Lambda, que han afectado aspectos como la transmisibilidad y la gravedad de la enfermedad de quienes la contraen, pero que no son tan transmisibles.

Una variante de gran consecuencia “tiene una clara evidencia de que las medidas de prevención o contramedidas médicas han reducido significativamente la eficacia en relación con las variantes que circulaban anteriormente”. Y, como dijo el principal médico de Chicago, una variante en la que “la vacuna no estaba funcionando muy bien”.

Actualmente no existen variantes de gran consecuencia.

“Yo diría que, si algo se convierte en una variante de gran consecuencia, sería un gran problema", dijo Arwady, y agregó que tales variantes son aquellas en las que “la vacuna no estaba funcionando muy bien”.

Por último, una variante bajo monitoreo es considerada por la OMS como “una variante con cambios genéticos de los cuales se sospecha que podría afectar las características del virus con alguna indicación que podría representar un riesgo en el futuro, pero la evidencia del impacto fenotípico o epidemiológico no está claro en la actualidad, lo que requiere un mejor seguimiento y una evaluación repetida en espera de nuevas pruebas”.

Cabe señalar que, dependiendo de la evolución de las variantes, estas pueden ser reclasificadas bajo otra categoría e, incluso, podrían dejarse de monitorear tan de cerca si su presencia ya no es dominante, si la transmisión es casi indetectable o que ya no representan un peligro mayor para la población mundial.

Además, conforme a la OMS, todas estas clasificaciones ayudan a los funcionarios de salud de todos los países a saber cuáles se les debe dar mayor prioridad o atención y cuáles son las acciones que se deben tomar para documentar, reportar y para establecer protocolos con el fin de disminuir y contener su propagación.

Hasta el sábado, no se han detectado oficialmente casos de Ómicron en Estados Unidos, según funcionarios de salud. El Departamento de Salud Pública de Chicago señaló, sin embargo, que “no saben” si la variante ya ha llegado a Estados Unidos.

Hasta ahora, Ómicron se ha visto en viajeros al Reino Unido, Bélgica, Hong Kong e Israel, así como en el sur de África.

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