Enfrentan a militares para defender cultivos de amapola

Decididos y sin miedo, pobladores buscan evitar la destrucción de sus cultivos.

El niño con un palo en la mano reta a los soldados que se detienen frente a él. Imita a los adultos que también llevaban improvisadas armas para evitar que los uniformados llegaran a los plantíos de amapola para destruirlos.

Los propietarios de las tierras que conforman esa zona de la sierra de Guerrero acorralaron a los soldados y les exigieron que dejaran en paz las áreas en donde cosechan la droga que, dicen, representa su sustento. 

La acción de los pobladores fue apoyada por los habitantes de otras comunidades de La Montaña que aseguran que las fuerzas armadas les han destruido casi el total de sus sembradíos, sumiéndolos aún más en la pobreza. 

"Ahorita no hay nada, ni para sembrar, todo está bien destruido, está en cero", dice Ruperto Pacheco, uno de los habitantes de Guerrero. 

Como ellos cuentan, ahí, hasta los menores defienden su patrimonio porque desde pequeños crecen sabiendo que para ellos no hay otra forma de vida más que producir el codiciado enervante. 

Los habitantes de estas zonas han elaborado estrategias y trampas para evitar que los cuerpos de seguridad lleguen para destruir la amapola, incluso colocan amplias redes de alambre para evitar que los helicópteros se acerquen para bajar a los militares. 

Y los pocos que logran llegar, confirma el vocero de Seguridad de Guerrero, son recibidos como se ve en el video del enfrentamiento, porque además de los operativos, las ganancias ya no son las mismas de antes. 

"Por la introducción del fentanilo se ha reducido el precio de este producto ilícito", dice Roberto Álvarez.

Las autoridades del estado calculan que actualmente unas 50,000 personas en la sierra y montaña de Guerrero se mantienen de la droga obtenida de la flor de amapola.

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