
SAN FRANCISCO - Conmocionada por las muertes por sobredosis y las escenas de personas fumando fentanilo en las aceras, la ciudad de San Francisco se acercó el jueves a la adopción de una política de drogas que prioriza la recuperación, la cual establece la abstinencia de drogas ilícitas como su objetivo principal. Esta propuesta ha generado un acalorado debate en la ciudad, pionera en la reducción de daños.
Quienes se oponen a la propuesta del supervisor Matt Dorsey afirman que su énfasis en detener el consumo de drogas aliena a quienes no están listos para dejarlo. Los que la apoyan afirman que la ciudad ha sido demasiado permisiva y que hacer que el consumo de drogas sea más seguro no ayuda a romper el ciclo de la adicción.
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Dorsey, quien se recupera de su adicción al alcohol y las drogas, modificó la propuesta en su comité de seguridad pública para aclarar que la distribución de parafernalia de consumo seguro y la vinculación de las personas con los servicios sociales, independientemente de si consumen o no, siguen siendo cruciales para la respuesta de la ciudad.
Pero en más de una hora de comentarios públicos, con vítores y abucheos de ambas partes, quedó claro lo delicado que sigue siendo el tema.
"Nadie muere por reducción de daños", dijo Patt Denning. "Las personas mueren por tratamientos convencionales basados en la abstinencia porque se les excluye o se les expulsa si no cumplen con la abstinencia", agregó.
Brendan Harris, quien afirmó llevar seis años sin consumir drogas, replicó que las tácticas de reducción de daños no pueden durar para siempre y que las personas necesitan un impulso firme, aunque compasivo, hacia el tratamiento.
"No podemos seguir permitiendo el consumo de drogas una y otra vez", afirmó.
Local
En los últimos años, el departamento de salud pública de San Francisco recomendó a las personas que consumen drogas que lo hagan con amigos para intentar prevenir las muertes por sobredosis. Los críticos afirmaron que esto transmitía un mensaje equivocado.
El alcalde Daniel Lurie, quien asumió el cargo en enero, se ha comprometido a resolver la crisis del fentanilo en la ciudad. El año pasado, más de 600 personas murieron por sobredosis accidentales.
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Ordenó a las organizaciones sin fines de lucro financiadas por la ciudad que ofrezcan opciones de tratamiento o asesoramiento antes de distribuir ciertos artículos como papel de aluminio y pipas, y ya no podrán distribuirlos en parques ni aceras.
Con las modificaciones, la propuesta de Dorsey establece que "la remisión a largo plazo de los trastornos por consumo de sustancias para las personas, con la ayuda de servicios de recuperación y salud conductual basados en la evidencia y con apoyo y personal completos, será el objetivo principal".
También define la recuperación como "el proceso mediante el cual una persona que padece un trastorno por consumo de sustancias se esfuerza por realizar cambios positivos que se integren en un estilo de vida saludable adoptado voluntariamente".
Dorsey afirmó que la abstención no debería ser un objetivo controvertido y que puede implicar recibir metadona como parte de un programa de tratamiento con medicamentos. San Francisco ofrece una variedad de servicios para ayudar a las personas con adicción a las drogas, pero muchos residentes solo ven el papel de aluminio y las pipas gratis, afirmó.
"Estamos perdiendo la batalla en materia de reducción de daños cuando la gente piensa que eso es todo lo que hacemos", declaró tras la audiencia.
La Sociedad Médica Marin de San Francisco, que representa a más de 3,500 médicos, propuso las enmiendas.
La Junta de Supervisores en pleno votará sobre la propuesta el próximo mes. Se espera que se apruebe, con el patrocinio o copatrocinio de siete de los 11 miembros.