Miguel Figueroa aprendió a jugar béisbol en el campo Bob Greenberg de San Bruno. Hijo de inmigrantes mexicanos, el joven de 24 años continúa ligado a los diamantes entrenando a los San Bruno Junior Giants, en donde de pequeño vivió días inolvidables y en donde visualizaba llegar al equipo grande de San Francisco.
“Desde pequeño mi papá me inculcó la pasión por los Giants. Seré de este equipo por siempre”, expresó Figueroa.
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Nacido y crecido en Burlingame, Miguel cumplió el sueño de toda su vida: trabajar para la organización de los Gigantes. No forma parte del roster del equipo que compite en Grandes Ligas, pero es integrante de un proyecto de gran valor, al sumar en el fondo comunitario de la organización. En esta iniciativa se utilizan programas de béisbol y softbol para promover la salud, educación y el deporte en los niños.
“Yo hago lo que está detrás de cámaras. Me encargo de la registración y de poder captar a los niños que puedan formar parte de nuestro sistema”, explicó Miguel.
Su contrato con los Giants expira en enero del próximo año, pero así como lo hacen los peloteros, Miguel busca demostrar que tiene lo necesario para seguir en el equipo. Figueroa ha aportado ideas muy importantes a la organización, como por ejemplo estrategias para tener mayor llegada a la comunidad hispana. Para él, lo más importante es que los niños tengan la misma oportunidad que él tuvo de pequeño con los Junior Giants.
“Para mí es importante que cada vez más niños puedan vivir una experiencia inolvidable como me tocó a mí de pequeño con los Junior Giants. Además del béisbol, te inculcan una buena educación”, finalizó Figueroa.
Miguel Figueroa la saca de home run día a día representando con trabajo honesto y valores a la comunidad hispana.
