Gilroy es una pequeña ciudad ubicada al sur de la Bahía donde decenas de hispanos han encontrado su hogar y una forma de subsistir a través de su arduo trabajo.
Conocida por el famoso Festival del Ajo y el Festival del Tamal, esta ciudad le ha abierto un mundo de oportunidades a personas que debieron por una u otra razón abandonar su natal México.
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Leonor Gómez, llegó a Gilroy desde Guadalajara hace más de 18 años. Ella decidió establecerse en la ciudad junto a su hija que sufrió de hipotexia perinatal, una condición que no permitió que el oxígeno le llegara al cerebro y a diversos órganos cuando nació.
“Y es que le digo que yo soy muy feliz con mi niña y usted no tiene idea como he aprendido yo”, aseguró Leonor.
Aunque esta madre de familia tuvo que dejar a su esposo y a sus otros dos hijos en México, supo cómo salir adelante ganándose la vida como costurera.
“Yo hago alteraciones de ropa y se hacer vestidos de novia, quinceañera, primera comunión”, aseguró.
Así como Leonor, María Hernández también encontró oportunidades en una ciudad habitada en su mayoría por familias latinas.
Local
Trabajando en una panadería, María asegura que su llegada a Gilroy le cambió la vida a ella y a su familia.
“Cuando llegué aquí me sorprendí porque yo le digo a mis hijos que es como un México chiquito”, explicó.
Un México que nunca va a olvidar. y es que cómo no compararlo cuando hay tiendas, mercados, y muchos establecimientos donde se habla español y venden productos importados desde el país vecino.
Actualmente, Gilroy cuenta con 67,000 habitantes de los cuales el 60% es hispano.
