A las puertas de la llegada de la nueva administración Trump, crece la incertidumbre entre personas que hacen parte de programas de alivio migratorio que fueron suspendidos durante su primer mandato.
José Ramos, beneficiario del TPS, no olvida cuando Trump canceló este programa,
“Preparándome para el trabajo, la noticia fue desgarradora, nosotros veníamos de 15, 16 años renovando el TPS sin ningún problema, y pues nos cayó como balde de agua fría”, indicó José.
En ese entonces tomó decisiones radicales.
“De vender mi casa, porque yo tenía mi casita, y la vendí, porque estaba preparándome para lo peor”, dijo José. “Y mover mi dinero para Honduras”.
Aunque se arrepiente de lo que ahora considera una decisión apresurada, con ese dinero invirtió en una finca en Honduras.
“Construí una casa tengo unos apartamentos que los rentamos”, dijo José.
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Por eso ahora ante una nueva amenaza al estatus del programa, se siente más tranquilo.
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“Tengo que regresar a Honduras he hecho mis ahorritos para poder sobrevivir en mi país”, enfatizó José.
Así como José, una beneficiaria de DACA, quien prefirió no ser identificada, también está preocupa por lo que podría pasar con el programa.
“Pues vamos a tener que casarnos antes”, dijo la beneficiaria.
Aunque ya estaba comprometida, querían más tiempo para organizarse.
“Para ahorrar, para vivir juntos porque todavía no vivimos juntos ahorita”, indicó
Ahora la prioridad de ella será la estabilidad.
“Ahorita como que ya no podemos tener fiesta grande, ahora tenemos que hacerlo más rápido”, aseguró.
Preparados para resistir, confían en que mantendrán su estatus, y por si acaso piensan en un plan C.
