pasión por nuestras raíces

Charrería: la cultura mexicana en el valle de Napa

Una familia hispana derrocha pasión por sus raíces y hace honor a su herencia familiar a través de la charrería.

Telemundo

La cultura mexicana tiene una gran diversidad que ha llegado a varios rincones del mundo.

En el valle de Napa existe un oasis de estas tradiciones donde una familia hispana, derrocha pasión por sus raíces y hace honor a su herencia familiar a través de la charrería.

“Vestirse de charro es vestirse de México. Se nace, ya lo traes en la sangre”, dijo Juan Puente, quien practica la charrería desde hace 30 años.

Juan comenzó a practicar cuando tenía 12 años y su mamá le compró su primer caballo.

“Era una yegua y mi papá la hizo a la rienda y ahí empezamos a montar y a practicar la charrería”, explicó Juan.

Desde hace 40 años, el padre de Juan montaba potrillos en Jalisco antes de decidir mudarse a California.

“Me vine para el campo para trabajar, no sabía hacer nada del campo, lo único que hacía era caballos”, indicó el papá de Juan.

Pero fueron los caballos lo que los hicieron llegar hasta donde están hoy.

“Dentro de la charrería hay 9 suertes, hay caballos que se pueden usar las nueve suertes, ya en un nivel deportivo hay caballos de calas que tardan hasta 2 años en hacer a la rienda para la competencia, hay caballos de colas, después de hecho a la rienda se puede tardar año y medio de entrene para ser un caballo para colear”, aseguró Juan.

Juan afirmó que el cuidado de los equinos es de suma importancia.

“Es un tema muy delicado, pero nosotros como charros buscamos la manera de tener las atenciones para nuestros animales y que estén en las mejores condiciones, pero también los consideramos atletas y piezas muy importantes para realizar nuestras suertes charras y  les dedicamos mucho tiempo, esfuerzo en tenerles una caballeriza limpia, buenos alimentos, buen ejercicio para que cuando se llegue el domingo estén listos para competir y que nos salgan las cosas bien”, indicó.

Para participar en las charreadas se necesita un equipo y en el caso de Juan su grupo está conformado por su familia.

Andrés Puente, de 13 años, es hijo de Juan y ha sido campeón nacional.

“Me encantan los caballos y moverlos y la soga la adrenalina cuando estás en el lienzo. Me siento bien y me desestreso cuando ando arriba del caballo” aseveró Andrés.

Así como Andres, su hermana Paula también ha desarrollado pasión por la charrería.

“Es raro porque este caballo es el más que corre más recio y me siento más segura”, dijo Paula.

Actualmente, han sido erradicadas prácticas del pasado que ponían en mayor riesgo la vida de los equinos, sin embargo, hay asociaciones como PETA que consideran las charreadas un espectáculo tortuoso.

Por su parte, la UNESCO cataloga la charrería como un patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, al representar la identidad de las raíces mexicanas.

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