WASHINGTON, DC- El gobierno de Estados Unidos insistió este jueves en que la zona afectada por los vertidos tras el descarrilamiento de un tren en Ohio hace trece días es segura y el agua no está contaminada, pese a los temores de los vecinos.
El tren, de unos cincuenta vagones y que transportaba material tóxico en once de ellos, descarrilló el pasado 3 de febrero a su paso por East Palestine, un pueblo de menos de 5,000 habitantes a unas 37 millas de la ciudad industrial de Pittsburgh y cercano a la frontera de Ohio con Pensilvania.
Aunque East Palestine es pequeño y se encuentra en una zona bastante despoblada, el asunto está siendo utilizado por los republicanos para criticar al gobierno federal por las consecuencias de lo ocurrido, pese a que el mandato del presidente Joe Biden insiste en que no hay peligro en la zona.
El responsable de la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA, por sus siglas en inglés), Michael Regan, visita este jueves la zona para calmar los ánimos después de varios días de cruces de acusaciones sobre la respuesta federal ante el suceso, aunque el miércoles reiteró que tanto el agua como el aire han sido testados y no revisten peligro.
La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo en su conferencia de prensa de este jueves que el gobierno federal ha enviado equipos del Departamento de Salud (HHS) y de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Recalcó que la EPA está en el área "desde el día 4" de febrero y trabaja en coordinación con las autoridades estatales y locales para garantizar la seguridad.
Jean-Pierre también defendió la gestión que ha hecho de este siniestro el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, y negó que haya decepcionado a Biden. "Tenemos absoluta confianza en él desde que tomó posesión del cargo", aseguró.
Y añadió que la movilización de los distintos equipos de las agencias federales servirá "para ayudar a la gente de East Palestine en lo que necesiten": "Nuestra prioridad es su salud y su seguridad", concluyó.
Jean-Pierre respondía así a la petición lanzada por la mañana por el gobernador de Ohio, el republicano Mike DeWine.
"He hablado con la Casa Blanca esta mañana para pedir ayuda federal en East Palestine. Como resultado de esa conversación he reclamado asistencia directa del Departamento de Salud y Emergencias y de los Centros de Control de Enfermedades (CDC)", dijo el gobernador en un mensaje en Twitter.
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En cualquier caso, la oficina de DeWine coincide con el gobierno federal en que el agua de East Palestine es apta para el comsumo, como ha señalado su oficina en un comunicado esta semana.
La Agencia de Protección medioambiental ha seguido rastreando el área y hasta ayer por la tarde había revisado 486 hogares.
En estas inspecciones se está comprobando la calidad del aire pero también la del agua, y no hay datos que provoquen "preocupación" sobre dicha calidad, insiste el organismo en su web.
Varios vecinos registraron la pasada semana una demanda a la compañía ferroviaria alegando que se habían visto afectados por los gases que soltaron los vertidos y denunciando también el efecto negativo que el suceso iba a tener sobre los negocios de la zona.
El senador republicano J.D Vance también visitó el lugar este jueves y en declaraciones a los medios dijo que si el administrador de EPA quiere convencer de que el agua de East Palestine es potable "debería beberla".
Vance también pidió al Departamento de Transporte que aumente las regulaciones para limitar y asegurar el traslado de este tipo de materiales.