Cargos contra rusos remecen la cumbre Trump-Putin

Se trata de las primeras acusaciones presentadas contra funcionarios del gobierno ruso.

A días de la primera cumbre bilateral entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, la investigación sobre la interferencia del Kremlin en los comicios presidenciales de 2016 agitó el viernes los preparativos del encuentro.

El mandatario estadounidense tendrá nuevos argumentos para interrogar a Putin sobre su presunta injerencia en las elecciones, después de conocerse este viernes la acusación contra doce agentes de inteligencia de Moscú por el supuesto robo y difusión de datos electrónicos de la campaña de la candidata Hillary Clinton.

Las imputaciones fueron presentadas por el fiscal especial de la causa, Robert Mueller, quien investiga independientemente la supuesta coordinación entre Moscú y la campaña de Trump, y recibidas por un gran jurado federal de Washington.

Estas se enmarcan en las pesquisas de la trama rusa, que han sido duramente criticadas por el magnate, y que cuentan entre los imputados con el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, y el exasesor de seguridad nacional de la Casa Blanca Michael Flynn.

Las acusaciones, que habían sido comunicadas al presidente previamente a su viaje, relatan cómo los militares de la agencia rusa de espionaje conocida como GRU realizaron un "esfuerzo constante" por acceder y difundir información de la candidata y del Comité Nacional Demócrata (DNC) para beneficiar a Trump.

Este jueves, el mandatario, que ya tenía conocimiento de la situación, subrayó que interrogaría a Putin sobre la supuesta injerencia, pero anticipó que el jefe del Kremlin la negaría.

Minutos después de conocerse las acusaciones, la Casa Blanca se encargó de enfatizar lo que ya había indicado el Departamento de Justicia previamente: el escrito no incluye alegaciones de que ningún estadounidense conociera los hechos o cometiera algún crimen y no se asegura que los actos tuvieran impacto en los comicios.

"Los cargos de hoy no incluyen ninguna alegación que involucre el conocimiento de alguien de la campaña (de Trump) (...), lo que sustenta lo que hemos venido repitiendo", reiteró Lindsay Walters, la portavoz adjunta de la Casa Blanca.

Del escrito de acusación se extrae que el día en el que Trump pidió al Kremlin que encontrara los miles de correos "perdidos" de Clinton, el 27 de julio de 2016, los agentes empezaron sus primeras acometidas contra uno de los servidores de la campaña.

También se cita la vinculación entre la actuación de estos agentes rusos con la definida como "organización 1", que el 22 de julio de 2016 recibiría miles de correos de la campaña de Clinton.

Ese día, Wikileaks publicó 20,000 correos, lo que la vincula directamente con la operación; "The Washington Post" confirmó que "organización 1" hace referencia a la plataforma de Julian Assange.

Los cargos anunciados hacen referencia a funcionarios de una agencia de inteligencia creada por el Kremlin en 2016.

Según el vicefiscal general, Rod Rosenstein, los militares participaron en un "esfuerzo constante" por introducirse en las redes de computadoras del DNC y de la campaña presidencial de Clinton para conseguir unos datos que luego difundieron en internet.

Los oficiales del Kremlin comenzaron en 2016 a inocular virus en las cuentas de correo electrónico de voluntarios y trabajadores del equipo de la política progresista, una práctica mediante la que lograron contraseñas que les permitieron entrar en otras cuentas y documentos y controlar la actividad de decenas de empleados.

En el momento de difundir los datos robados, los rusos se hicieron pasar por activistas estadounidenses y se sirvieron de Facebook y Twitter para diseminar el alcance de la información.

Además de estos hechos, también trataron de acceder a contenido de agencias estatales y diferentes áreas del gobierno de EEUU.

Entre los cargos señalados, a 11 de los agentes se les acusa de un delito de conspiración para cometer crímenes informáticos, con agravante por robo de identidad en ocho de estos, y conspiración para lavar dinero; y dos de los acusados son vinculados a un delito de conspiración para cometer una ofensa contra EEUU.

El pasado febrero, Mueller ya imputó a trece ciudadanos rusos y tres empresas por intentar influir en los comicios.

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