“Roma”, la monumental obra de Cuarón que acaricia el alma

El director revive su niñez a través de los ojos de su ''nana'' en un glorioso blanco y negro.

El director mexicano Alfonso Cuarón indagó en su memoria, rescató su niñez y la plasmó en ''Roma'', una íntima pero monumental obra cinematográfica que acaricia el alma y sacude los sentidos. La película acaba de ganar los premios Oscar a Mejor Película Extranjera, Mejor Dirección y Mejor Cinematografía.

Además de dirigirla y de escribir el guión, Cuarón fue el encargado de la fotografía y la edición del filme producido por Netflix, el largometraje más personal en su carrera que incluye joyas como ''Y tu mamá también'' y ''Gravity''.

En ''Roma'', el nombre del barrio donde creció el cineasta en la Ciudad de México, cada fotograma es un trozo de un año en la vida de una familia de clase media -su familia- visto desde los ojos de Cleo, la empleada doméstica o ``nana´´, como se la conoce en México, que cuida, alimenta, baña y ama a los niños de la casa.

Filmada en un majestuoso y detallista blanco y negro, el director de 56 años recreó hasta el más mínimo detalle la casa de su infancia, la vecindad y hasta las tiendas que dominaban aquel idílico mundo de comienzos de los setentas en la capital mexicana.

El manejo de la cámara es pausado y la edición no recurre a los usuales cortes reforzados con primeros planos y música estridente de fondo para reafirmar emociones o dolor, tan comunes en Hollywood. No.

Cuarón elige el camino contrario, el de la sencillez de la imagen que habla por sí sola, como cuando introduce cada rincón de la casa con un lento paneo de 360 grados o cuando muestra a Cleo tras dar a luz a su bebé en la fría camilla de un hospital.

La cámara sigue a Cleo, maravillosamente interpretada por Yalitzia Aparicio, quien en su debut como actriz brinda una actuación que roza la perfección, no por su técnica sino por su humanidad. Su desesperada corrida hacia el mar es quizás una de las escenas más desgarradoras, perseguida por la cámara que conduce al clímax.

Su ''nana'' es una mujer indígena, como tantas en México y América Latina, que se gana la vida atendiendo las necesidades de los demás, en este caso de tres niños y la niña de la casa, además de la madre -interpretada por Marina De Tavira- y la abuela, en una familia de clase media que se desploma de a poco.

Pareciera que ''Roma'' carece de trama pero precisamente es allí donde yace su fuerza.

Todo transcurre como la vida misma, con pequeños hechos y no tanto, como la preparación de una comida, el chisme cómplice en dialecto indígena entre Cleo y la cocinera, el rito diario de estacionar el auto en un garage que no deja espacio para abrir la puerta, la partida del hombre de la casa y los ladridos del siempre presente perro, que aquí se llama Borras.

Pero ''Roma'' no se limita a las paredes de la casa ya que transporta además al espectador al México de aquellos días, con la radio y la tele como sonidos de fondo y el turbulento entorno de entonces, como la rebelión estudiantil de Corpus Christi que sacudió las calles de la ciudad y sirvió de excusa para una violenta represión.

Cuarón elige el primer piso de una mueblería desde donde la abuela de la familia, la señora Teresa (Verónica García) y Cleo, miran desde lo alto, como silenciosas testigos, aquella masacre a través de un ventanal de vidrio.

El México de antaño, pareciera decir Cuarón, no se diferencia mucho del presente, donde aún sigue impune la desaparición de 43 estudiantes hace más de tres años en el estado de Guerrero.

Otro crucial momento de la historia está marcado por el masivo entrenamiento de paramilitares -léase, pobres- por parte del gobierno para responder a las manifestaciones, tras las vacías promesas de cambio que se escuchan de boca de un político en los altoparlantes.

En una escena surrealista, y luego de la repetitiva retórica de campaña, un hombre bala cruza el cielo y cae en una lona, como si se tratara de lo único que recibe el pueblo a cambio de la lealtad del voto. Y todo en blanco y negro, tal como el director lo quiso desde el momento en que gestó la idea de hacer la película.

 ''Roma'', ganadora también del Globo de Oro como Mejor Película Extranjera y dirección-, es una obra maestra en todo sentido.

Con su profunda sencillez en el relato y fotogramas que recuerdan la belleza de las imágenes de Ansel Adams, el filme es un homenaje de Cuarón a las mujeres que marcaron su vida, especialmente a las empleadas domésticas que día a día crían los hijos de otros y limpian sus casas, como tomando el lugar de quienes deberían hacerlo: ''Roma'' está dedicada a ''Libo'', por Liboria, la ''nana'' que cuidó de su familia y que aún trabaja en la casa de parientes.

''Roma'' golpea el corazón, acaricia el alma y sacude todos los sentidos, tal como la vida misma. ¿Consejo? No te la pierdas.

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