Estudiante resultó ser policía

EXETER, California, EE.UU. -- En esta nueva incursión por la escuela secundaria Alex Salinas cosechó muchas A (la mejor nota) en lugar de las modestas C a las que estaba acostumbrado.

Esta vez, sin embargo, tenía 22 años y era un agente de la policía antinarcóticos que se infiltró en la escuela bajo el nombre de Johnny Ramírez.

Al finalizar el primer semestre tenía un promedio de 3,25 sobre un máximo de 4 y el policía con cara de niño se dijo que era demasiado alto para alguien cuya misión era contactarse con los estudiantes desaplicados, más empeñados en vender drogas que en estudiar.

Ocho meses después, Exeter, bucólica comunidad de una región donde se cultiva cítricos en el Central Valley de California, fue sacudida por una redada policial en la que fueron detenidos una docena de estudiantes de la Exeter High School acusados de vender drogas.

Algunos se preguntan cómo pudo ser que el engaño durase tanto en esta pequeña ciudad de 10.000 habitantes. Otros se lamentan de que los problemas típicos de las grandes ciudades hayan llegado a esta comunidad de anticuarios y murales históricos, con los picos blancos de la Sierra Nevada de trasfondo.

"Es sorprendente que hayamos podido mantener el secreto tanto tiempo", comentó el jefe de la policía local Cliff Bush, quien había estado buscando por años un agente capaz de pasar por un estudiante de secundaria que pudiese llevar a cabo esta operación encubierta. "En los pueblos chicos la gente sabe todo de todos".

Al frente de la redada de este mes estuvo el larguirucho Salinas, vestido con el uniforme negro y botas de combate de la policía de Exeter en lugar de las camisetas y zapatillas que usaba como Johnny Ramírez.

Era imposible no reconocerlo con su rostro aniñado, su amplia sonrisa y sus aparatos dentales.

"Muchos no lo podían creer cuando me vieron", expresó Salinas. "Me conocían como ese muchacho de la escuela con el que andaban y de repente los estamos esposando y yo aparezco con un uniforme".

La operación generó más atención de la que normalmente se le presta a una redada en la que son arrestados 12 estudiantes debido a un factor que Bush lamenta: coincidió con el estreno de la película cómica "21 Jump Street" sobre policías que combaten la delincuencia en una secundaria.

Bush asegura que todo fue casualidad.

"Me enteré de la película uno o dos días después" de la redada, expresó. "Lo último que me pasa por al cabeza es ver cuándo se estrenan las películas. Se dio que (la redada) coincidió con el estreno".

No había habido grandes quejas por la venta de drogas en esta escuela de 1.000 estudiantes ubicada a corta distancia de la comisaría, pero Bush dijo que estuvo pensando por años hacer una operación de este tipo para enviarle un mensaje a los jóvenes.

Un día el año pasado se topó con Salinas, quien estaba a pocas semanas de graduarse de la academia policial. Ambos habían ido de patrulla juntos tiempo atrás, cuando Bush todavía no era jefe.

Bush le propuso a Salinas la operación y el joven agente aceptó de inmediato apenas pasó a ser parte del personal estable de la unidad, que cuentan con 17 agentes.

Salinas es un joven de ascendencia hispana, que vive en la vecina localidad de Visalia y que siempre soñó con ser policía. Tiene una hermana que también es policía en Exeter.

Como Johnny Ramírez, Salinas asistió a partidos de fútbol estadounidense. Se hizo castigar a propósito para poder conectarse con gente al margen de las cuatro clases a las que asistía antes de reportarse por la tarde a la comisaría para rendir un informe de sus actividades. Creó una página en Facebook y armó una red de amistades, un engaño que le generó algunos conflictos.

"Conocí algunos estudiantes que son buenos chicos y me sentí mal haciéndome amigo de ellos cuando en realidad estaba en otra cosa", confesó.

Solo el director de la escuela, el subdirector y el consejero de Johnny estaban al tanto de la operación, según la superintendente Renee Whitson.

"Ni yo sabía el nombre que usaba", afirmó.

De todos modos, hubo un momento de pánico el primer día de clases el año pasado cuando un profesor señaló hacia el nuevo estudiante y dijo en broma: "Tenemos un nuevo agente de narcóticos en la escuela. Me dicen que luce una camisa verde". Johnny Ramírez tenía una camisa verde.

Con el tiempo, algunos estudiantes le vendieron al nuevo alumno marihuana y cocaína, el analgésico hydrocodone y el relajante muscular Soma.

"No hubo festejo el día de la redada. Fue un día muy triste", declaró Whitson. "Son nuestros estudiantes. Ojalá esto sea un llamado de atención y resulte algo positivo para sus vidas".

Los estudiantes detenidos están presentándose ante la junta escolar, que analiza sus casos. Solo tres son mayores de 18 años. El padre de uno de los estudiantes también fue arrestado en el marco de una investigación por posesión de metanfetaminas.

Al final de cuentas, no se confiscaron grandes cantidades de drogas, pero la mayoría de las ventas involucraban cantidades que supuestamente exceden lo que generalmente se considera de "consumo personal", según Salinas.

¿Se justificó sacar a un agente de la calle y ponerlo ocho meses en una escuela?

Bush asegura que sí. Pero lamenta la publicidad que recibió el caso.

"Es algo que quería evitar, arrestar al 'Caracortada' de la escuela", manifestó Bush, aludiendo al personaje de la película del mismo nombre. "Resultó que se manejaban cantidades pequeñas. Pero si tenemos un solo chico que vende drogas en la escuela, ya es demasiado".

El jefe policial espera que los arrestos tengan un impacto duradero en los estudiantes, pero sabe que puede haber generado otro tipo de problema en Exeter.

"No quisiera ser el chico nuevo el año que viene", declaró. "No va a tener muchos amigos".

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