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Todos sabemos que el ejercicio regular y una dieta equilibrada pueden conducir a mejoras en nuestra calidad de vida general. Pero, ¿alguna vez has pensado en cómo la dieta y el ejercicio afectan el sueño? Más de un tercio de los adultos estadounidenses no duermen lo suficiente de forma regular, lo que aumenta el riesgo de desarrollar afecciones crónicas, como presión arterial alta, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales, obesidad y diabetes.

La buena noticia es que existen algunas soluciones fáciles y no médicas para la mayoría de los casos de falta de sueño. Un estudio del 2010 realizado por los Institutos Nacionales de Salud sugiere que el ejercicio cardiovascular puede ser un tratamiento efectivo para mejorar el sueño en adultos con insomnio. Hay un par de razones por las cuales esto puede ser.

Primero, incluso un entrenamiento corto aumenta y luego disminuye la temperatura corporal, lo que mejora el sueño. Además, algunos síntomas de insomnio pueden reducirse con el ejercicio mediante la liberación de endorfinas y el aumento de los niveles de serotonina y dopamina, lo que hace que se sienta menos cansado. Finalmente, el ejercicio puede cambiar su ritmo circadiano, ayudándolo a despertarse por la mañana y quedarse dormido por la noche.

También hay algunas pautas dietéticas que pueden afectar su sueño, la más obvia es evitar la cafeína y el alcohol. Si no puede ir sin su taza diaria de Joe, al menos debe abstenerse de tomar productos con cafeína dentro de las ocho horas antes de planear irse a la cama. Del mismo modo, un buen vaso de vino antes de acostarse puede hacernos sentir somnolientos, pero en realidad reduce el sueño REM (movimiento rápido de los ojos), sin el cual es más probable que nos despertemos sintiéndonos fatigados.

Además, los alimentos picantes o grasos deben evitarse antes de acostarse. Estos alimentos causan indigestión y acidez estomacal, lo que puede dificultar que nuestros cuerpos se relajen antes de acostarse. Por otra parte, los alimentos que naturalmente contienen triptófano, el aminoácido que forma la melatonina y la serotonina, como el queso, las almendras, las semillas de calabaza, los espárragos y las aceitunas pueden promover el sueño. Resulta que mamá siempre tuvo razón: el triptófano que se encuentra en un vaso tibio de leche puede ayudarlo a conciliar el sueño.

Finalmente, ninguna buena noche de sueño puede completarse sin un buen colchón. Si se está despertando y siente dolor y dolor, puede ser hora de reemplazar su colchón.

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