El Cártel de Sinaloa no habría muerto

MEXICO— Al igual que una empresa grande que pierde a un alto ejecutivo, es casi seguro que el poderoso cártel de Sinaloa siga en lo suyo, al menos a corto plazo, vendiendo miles de millones de dólares en drogas ilegales a pesar del arresto de su legendario líder, Joaquín "El Chapo" Guzmán. Pero el destino a largo plazo de un grupo delictivo que se compara con una corporación internacional no está claro, ya que las autoridades siguen buscando a otros líderes y cárteles rivales más pequeños que sueñan con tomar su lugar. El arresto de Guzmán el sábado fue indudablemente un fuerte golpe, derivado del arresto de numerosos lugartenientes y operadores menores en meses recientes. Pero el cártel de Sinaloa todavía cuenta con una red mundial de distribución y es el principal proveedor de cocaína en Estados Unidos. El arresto de Guzmán no tocó el enorme poder político del cártel, desarrollado mediante el soborno de funcionarios corruptos, ni sus importantes operaciones de lavado de dinero. "Mientras otras estructuras se mantengan intactas, (el cártel de) Sinaloa podrá continuar operando, si no de manera normal, al menos como la organización delictiva más poderosa de México", dijo David Shirk, director del Instituto Transfronterizo de la Universidad de San Diego. Guzmán, que fue incluido en la lista de multimillonarios y personas más poderosas de la revista Forbes, era el primero entre iguales con sus socios Ismael "El Mayo" Zambada y Juan José Esparragoza, conocido como "El Azul", quienes siguen prófugos. A pesar de rumores de lo contrario, Guzmán trabajaba estrechamente con Zambada y tenían una visión clara, dijo Guillermo Valdés, exdirector del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) de México, no solo en relación con sus adversarios, sino también sobre el modelo empresarial del tráfico de cocaína, marihuana y metanfetamina en unos 54 países. En otros golpes importantes a grandes cárteles, el gobierno mexicano tuvo que arrestar a más de un líder antes que esas organizaciones quedaran desmanteladas o sus miembros se diseminaran en grupos más pequeños. Uno por uno, los hermanos Arellano Félix fueron arrestados o abatidos a lo largo de un decenio, al igual que los hermanos Beltrán Leyva entre 2008 y 2011. Aunque los infantes de Marina mexicanos mataron a Heriberto Lazcano Lazcano, líder de los Zetas, en octubre de 2012, el grupo no perdió poder hasta que el otro líder, Miguel Ángel Treviño Morales, fue arrestado a mediados del año pasado. Algunos pronostican que al cártel de Sinaloa le ocurrirá lo mismo. El representante federal Michael McCall, presidente de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, dijo que espera más arrestos porque las autoridades penetraron el sistema de comunicaciones del cártel al capturar a Guzmán. "Nuestra capacidad de interceptar sus comunicaciones no es buena señal para su futuro", dijo, comparando la captura de Guzmán con la muerte en 1993 de Pablo Escobar, el capo del cártel de Medellín, otrora la organización delictiva más poderosa, cuya pérdida de poder ayudó a al crecimiento de cárteles como el de Sinaloa. "Cuando (Escobar) cayó, los cárteles comenzaron a desaparecer". De hecho, algunos temen que el arresto de Guzmán, de 56 años, pudiera provocar más violencia, aunque ningún cártel mexicano parece tener la fuerza suficiente en este momento para una ofensiva grande. Los principales rivales del Cártel de Sinaloa, los Zetas, han quedado sustancialmente debilitados, y otros grupos son demasiado locales para rivalizar el alcance internacional de la organización de "El Chapo". Un riesgo mayor pudiera ser la fragmentación del cártel en grupos intestinos que decidan tratar de controlar parte del mercado, aunque la mayoría pronostica una transición de poder tranquila. "Pudiera significar una nueva distribución de territorio en el país", dijo Javier Valdés, fundador del periódico Río Doce en Culiacán y autor del libro "Con una granada en la boca", que trata de las víctimas de la guerra contra las drogas. Desde que Guzmán escapó de prisión en México en 2001, convirtió al cártel de Sinaloa en uno de los más grandes del mundo, con tentáculos que van desde Argentina hasta Australia. Nadie fuera de la cúpula de la organización conoce el alcance de su poder o la envergadura de sus operaciones, pero se calcula que maneja entre 25 y 45% de todas las drogas que entran a Estados Unidos, con ingresos anuales de unos 3.000 millones de dólares. En 2013 la revista Forbes clasificó a Guzmán en el lugar 67 de las personas más poderosas, entre el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, John Boehner, y la directora ejecutiva de The New York Times, Jill Abramson. Se cree que el cártel de Sinaloa tiene una amplia red de funcionarios y vigías en su nómina, especialmente en el estado occidental mexicano del que el cártel toma su nombre. Jefes de policía estatales y federales han sido arrestados por supuestos lazos con el cártel o sus aliados, pero fueron liberados posteriormente. Cuando los infantes de Marina mexicanos lanzaron su operación el sábado, no alertaron a ninguna entidad policial local. "Las autoridades estatales y locales están al servicio del cártel de Sinaloa", dijo Valdez. La diferencia puede estar en si Guzmán es extraditado a Estados Unidos, donde ha sido encausado en por lo menos siete tribunales federales de distrito, dijo Edgardo Buscaglia, experto en el cártel y profesor de la Universidad de Columbia. En Estados Unidos no podrá escapar como en México y pudiera entregar información clave. El lunes, las autoridades mexicanas anunciaron que Guzmán ha sido acusado oficialmente de varios cargos, lo que da inicio a un proceso judicial que pudiera impedir una extradición rápida. "Tenemos que confiar en que a este hombre lo extraditen... y a partir de eso se empiecen a identificar a partir de su testimonio las redes empresariales que permiten operar a esta red criminal", dijo Buscaglia. Aunque el destino a largo plazo del cártel no está claro, todos concuerdan en que las drogas seguirán fluyendo como hasta ahora, incluso si se desbaratan otros cárteles mexicanos. "En el narcotráfico, mientras haya demanda va a haber oferta. Esto es como la energía, no sea crea ni se destruye, solo se transforma", dijo Valdés.

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