Textear podría afectar a tus hijos en la escuela

Texteo compulsivo es el enemigo de las buenas notas

Algunas adolescentes se vuelven adictas a los mensajes de texto, un hábito que puede dañar seriamente su desempeño académico, según un nuevo estudio.

Es bastante común que los adolescentes se comuniquen a través de mensajes de texto: el 63 por ciento de ellos lo hace a diario, de acuerdo con un estudio previo de Pew Research, en comparación con 39 por ciento que hace lo mismo con las llamadas de voz. Pero ¿cuando se convierte esto en un problema?.

"El envío compulsivo de mensajes de texto es más complejo que textar con cierta frecuencia", dijo la coautora del estudio Kelly Lister-Landman en un comunicado. Para las niñas ya es más que solo una distracción.

"Se puede intentar reducir el hábito de enviar los mensajes de texto, pero al fallar se ponen a la defensiva. Cuando se desafía ese comportamiento experimentan un sentimiento de frustración al no poder hacerlo", explica la investigadora.

El estudio  fue publicado la semana pasada en la revista Psychology of Popular Media Culture, y en el mismo participaron más de 400 jóvenes de octavo y undécimo grado del mismo distrito escolar.

Lo que los investigadores encontraron es que algunos adolescentes estaban perdiendo el sueño, ya que se dormían muy tarde por estar texteando. Además se preocupan demasiado por textear y a veces son capaces hasta de mentir para encubrir lo mucho que lo hicieron.

El estudio revela que "la frecuencia de los mensajes de texto estaba negativamente relacionada a sus calificaciones, la conexión con la escuela y la percepción de su propia competencia escolar...Esto es cierto sólo para las hembras y no para los varones".

En general, los mensajes de texto compulsivos tuvieron un efecto negativo en sus estudios, pero sólo si son niñas. No está del todo claro por qué ese patrón de género pero podría ser debido a las diferencias en la forma en que los dos sexos se comunican.

En las adolescentes existen "más probabilidades que en los varones de empecinarse con los demás o volverse obsesivas, preocupadas pensando" cuando textean, según el estudio.

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