Esculturas de hielo en medio del desierto

Escultor hispano convierte piezas de hielo en grandes figuras

LAS VEGAS - Como una paradoja viviente en medio del desierto, nace "el hombre de hielo". Marco Antonio Villareal materializa su pasión por la escultura en un valle en donde las temperaturas alcanzan los tres dígitos, bajo los rayos infernales del sol.

El trabajo de sus manos creadoras nunca se derrite, el hielo es un estado físico del agua utilizado para sus obras, surgidas de la imaginación de este artista extravagante.

"Me gusta el hielo porque está vivo y tiene mucho movimiento cuando se derrite", aseguró Villareal.

Réplicas de personajes famosos, retratos, barras, dispensarios de cerveza, centros de mesa, todo lo que uno se pueda imaginar, el hombre de hielo lo hace realidad, incluyendo figuras ocultas en los pensamientos más íntimos. "Hago muchas esculturas sexuales, para los bachelor, bachelorette parties, para los turistas locos", dijo Villareal.

Parte de su espectáculo incluye la elaboración de diferentes disfraces y hasta una batería musical hecha de hielo.

Cada detalle es esculpido minuciosamente por sus manos, creaciones realizadas durante largas horas de trabajo en una oficina no convencional, armado con capas de ropa, guantes, botas contra el frío y su mejor amiga, la motosierra.

Marco Antonio trabaja diariamente con contrastes extremos y es que mientras las temperaturas de Las Vegas están ardiendo, el hombre de hielo trabaja a una temperatura de 20° Fahrenheit, y asegura que nunca se acostumbrará a estas bajas temperaturas.

Para algunos estas temperaturas podrían no parecer excesivas, pero cuando se trabaja por más de 12 horas en esas condiciones, entra como aguja al cuerpo.

Son condiciones no ideales para el ser humano, pero perfectas para mantener su materia prima intacta, lo que para un pintor sería el lienzo en blanco, para este escultor, son sus barras vírgenes de 300 libras. "Lo más difícil del hielo es que es muy delicado y si se calienta rápidamente, puede caerse", dijo Villareal.

Antes de convertirse en el hombre de hielo, Marco Antonio Villareal vivía en San Antonio, Texas. Sus abuelos son originarios de Monterrey y la Ciudad de México, llegaron a los Estados Unidos con una educación primaria, pero aún así, alcanzaron el tan deseado "sueño americano".

"Mi abuelo tenía un negocio de pintar carro, mi abuelo tenía un restaurante y vendía gorditas en festivales y mi otra abuelita hacia pasteles y flores para XV años y bodas. Y no tengo excusa para no trabajar duro porque ellos lo hicieron sin nada y con 6 hijos cada uno", agregó Villareal.

Marco era un niño a quien le encantaba cocinar, así como dibuja, pero, las hojas de papel le comenzaban a aburrir. "Hace 20 años vi mi primera escultura y me enamoré", dijo.

Por tres años trabajó sin pago para una compañía que vendía figuras de hielo, a cambio de que le enseñaran a esculpir, "Llegué a Las Vegas en 2006, cuando la compañía bajó me dejaron ir". Marco tocó fondo, pero sólo de esa manera, cuando "el iceberg se derrumbó", nació "El Hombre De Hielo".

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